Uno tiene que saber de dónde viene para saber hacia dónde va. Naciendo en 1954 en el Taller de motores Ha Dong Wang bajo la producción de autobuses, camiones y vehículos especiales para exportar, no fue hasta los ochenta cuando se adoptó el nombre de SsangYong Motor Company, iniciándose su etapa de expansión hasta romper como uno de los referentes en fabricación de SUV y todoterrenos en Corea del Sur.
Su reputación en la fabricación de estos modelos fue en línea ascendente hasta los noventa y dos mil. Modelos como el Musso, el Korando o el Rexton reflejaron esa seña de robustez que no hizo más que mejorar cuando, en 1991, Mercedes-Benz facilitó la producción de la marca coreana permitiendo utilizar su tecnología y motores. Corea se consolidó como productor de automóviles, acaparando el nicho de piezas robustas y de calidad.
Sin embargo, no se pudieron evitar los años duros. Marcados por crisis financieras y cambios de propiedad, la marca atravesó uno de sus periodos más difíciles. Daewoo, SAIC y Mahindra & Mahindra son ejemplos de las diferentes manos por las que pasó una marca que no terminó de adaptarse a un mercado cada vez más voraz. Y, aún así, pudo vivir de sus clientes más fieles, principalmente en Europa, donde los SUV eran altamente valorados.
De este modo, y en medio de un contexto de mercado difícil, la llegada del KG Group apareció como si se tratara de un rayo de sol en mitad del temporal. KGM lleva años ofreciendo la continuidad de SsangYong, permitiendo a la marca coreana mantenerse fiel en un ambiente en el que los coches buscan ser más sostenibles que nunca.