El Mazda 3 es un compacto muy fiable, con unos resultados bastante homogéneos. Sin embargo, a lo largo de los años, se han registrado una serie de problemas o averías con este modelo.
Las más frecuentes son las averías en la batería, la presión de aceite y la suspensión. En este post, vamos a hablarte de los problemas de suspensión del Mazda 3 más frecuentes.
¿Qué tipo de amortiguación lleva el Mazda 3?
El Mazda 3 consta de una suspensión delantera MacPherson con resortes helicoidales que incluye una barra estabilizadora.
La suspensión trasera, sin embargo, es la famosa multi-link “E-link” diseñada por Ford. Cuenta con cuatro enlaces localizadores por rueda y una barra estabilizadora que está suspendida en resortes helicoidales. Estos resortes están montados hacia el interior de los amortiguadores para producir un efecto de reducción de intrusión de la suspensión en el área de carga.
Cómo detectar problemas de suspensión
A menudo, los usuarios del Mazda 3 registran problemas en la suspensión de su vehículo. Suelen manifestar que sienten temblores o traqueteo en la suspensión delantera a la hora de coger resaltos en la carretera o temblores en el volante al circular por una calzada en buen estado.
Además, algunos afirman que escuchan ruidos o chillidos y experimentan golpes al pasar por carreteras irregulares.
Existen varias señales que pueden significar que la suspensión de tu Mazda 3 está averiada. Algunas de ellas pueden ser un excesivo rebote del coche, distancia de frenado mayor de lo habitual o balanceos durante las curvas y frenazos fuertes.
También es importante que te fijes en los neumáticos. Si tienen un desgaste anormal o irregular, es probable que la suspensión de tu coche no esté funcionando correctamente.
Soluciones a los fallos de suspensión
Por lo general, si tu Mazda 3 sufre problemas de suspensión, lo más probable es que tenga amortiguadores defectuosos, resortes rotos o componentes de la suspensión desgastados.
Las vibraciones, ruidos y balanceo en las curvas pueden estar alertando de un posible problema con la barra estabilizadora. Mientras que, el desgaste irregular de los neumáticos puede ser síntoma de que las ruedas deben rotarse y la parte delantera debe alinearse.
Además, si conduces durante mucho tiempo sobre un suelo irregular puedes favorecer el desgaste de los amortiguadores. La pérdida de líquido o el balanceo rítmico del coche tras usar los frenos son señales de que los amortiguadores no están en sus plenas condiciones.
Para todos estos problemas hay una única solución: el recambio de piezas. Para ello, es imprescindible que acudas a un taller especializado y lo dejes en manos de profesionales cualificados.
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